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¿Por qué preguntarse por qué?

12 de abril de 2012

A ver si os suena esta historia. Acude un paciente a la consulta de un fisioterapeuta por dolor localizado en la región lumbar inferior, de pocos días de evolución. El fisioterapeuta, tras descartar que no existe contraindicación alguna para llevar a cabo un tratamiento con terapia manual, decide aplicar una o varias técnicas que considera adecuadas para aliviar el dolor de su paciente. Técnicas que, probablemente, dependan en gran parte de la formación, preferencias o escuela de pensamiento de dicho fisioterapeuta. Tras dicha intervención, a los pocos días, el paciente refiere mejorías clínicamente significativas en su dolor y discapacidad funcional y le pregunta ¿Qué es lo que me has hecho? ¿Por qué me ha funcionado?

¡Oh, no! El paciente no se conforma sólo con estar mejor sino que, además ¡Busca explicaciones! Pero qué más le da, si lo importante es que esté mejor ¿No? Recuerdo haber oído más de una vez que esta técnica o la otra “van bien” para esto o para lo otro, sin más, y que lo importante es el resultado final, que el paciente esté mejor.

Pero, ¿Cómo se lo explico yo ahora?

¡Ya está! Está mejor porque le hice “de todo”, como en las casas ricas. A ver, repasemos: “Desbloqueo” de la carilla articular derecha de L3-L4 con aquella “maravillosa manipulación” en rotación. ¡Como crujió! Vamos, que bien hecha estuvo seguro. Después, por si esto fuera poco, “estiramiento” del cuadrado lumbar con “seguimiento” en su “camino” hacia la liberación tisular, sin quitarle ojo para que se relajara como Dios manda ¡Espectacular! Pero lo mejor, lo dejé para el final. Un poquito de “nervio”, por favor.  “Movilización” del nervio crural con una técnica innovadora que había leído en un artículo publicado en el Manual Therapy de ese mismo mes ¡Más científicamente correcto imposible! Pero, ¡Espera!, Me acabo de dar cuenta que apliqué la técnica justo al revés de cómo lo recomendaban los autores de ese artículo. Y es que el inglés nunca ha sido mi fuerte. Bueno, chico, ¡Espabila que el paciente está esperando una contestación! 

Continúo pensando que lo mejor es decirle “está mejor y punto. ¿Qué más quiere?” A ver, alternativas: “Le he corregido un desajuste que tenía entre su tercera y cuarta vértebra lumbar” (No, eso suena a mecánico de taller de reparación de automóviles). Quizás mejor así: “Yo lo único que he hecho es poner en marcha los mecanismos de reparación propios de su organismo” (¿Homeostasia pura y dura?). Venga, una última oportunidad: “Simplemente, le he reequilibrado de arriba abajo. Sus líneas de fuerza ahora pasan por dónde deben hacerlo” (Santiago Calatrava no lo explicaría mejor). 

Esta pequeña historia refleja un hecho que es bastante habitual en la práctica clínica. Los fisioterapeutas se ven obligados, a menudo, a dar explicación de los tratamientos que aplican y con los que consiguen a veces muy buenos resultados. El fisioterapeuta suele justificar su eficacia en la corrección de una “disfunción específica” de los tejidos neuro-musculo-esqueléticos sobre los que ha dirigido un procedimiento particular de terapia manual. “Estirar”, “Ajustar”, “Corregir” o “Realinear”, son sólo algunos ejemplos de los términos que suelen emplearse y que llevan implícitos connotaciones biomecánicas.

Aunque los mecanismos por los cuales funciona la terapia manual todavía no están del todo claros, parece ser que los resultados terapéuticos no pueden explicarse sólo en términos biomecánicos. Desafortunadamente, la mayor parte de la investigación relacionada con la terapia manual se ha centrado en demostrar sus efectos clínicos más que en indagar en sus mecanismos de acción.

Hablaremos de estos mecanismos, pero por una vez (y para que sirva de precedente) no os lo vamos a contar nosotros. Al menos de momento. Desde Edupain queremos abrir ahora los comentarios para que nos contéis, según la formación y la experiencia de cada uno, qué opináis de todo este asunto. Teorías, modelos, experiencias… Incluso, que aportéis una visión “histórica” de lo que hace años nos enseñaron sobre la terapia manual, y que dista, mucho o poco, de lo que hoy sabemos según los estudios que se han publicado recientemente.

La próxima semana, la segunda parte de este texto con, estamos seguros, alguna que otra respuesta.

Texto: Enrique Lluch i Girbés

Quique Lluch es fisioterapeuta, profesor ayudante en la Facultat de Fisioterapia de Valencia, Vicepresidente de la SEFID, formado en terapia manual ortopedica con diferentes enfoques (Mulligan, McConnell, Kinetic Control, Neurodinamica, Puntos Gatillo…). Docente en diferentes cursos de postgrado y Masters universitarios relacionados con la terapia manual.

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