Uno de los problemas más prevalentes que se asocian al dolor crónico es la artrosis, y principalmente la de rodilla y columna lumbar son las que más refieren los pacientes y de las que se suelen quejar los clínicos que les cuesta más manejar en el día a día. En pacientes diagnosticados de artrosis, así como en el resto de casos que presentan dolor de larga evolución, es importante diferenciar el tipo de dolor que se presenta. Ya que tenemos la certeza de que no existe relación causa-efecto entre los hallazgos radiológicos y el dolor, se hace necesario realizar una clasificación mediante la interrogatorio clínico que pueda ayudarnos a diferenciar el componente predominante en cada paciente entre dolor de origen “nociceptivo”, “neuropático” o “central”. Podemos utilizar la clasificación propuesta por Smart KM et al 2011 (1) (figura 1).
L. Arendt-Nielsen et al. (2010) (6) aborda la posibilidad de que la aparición de una sensibilización de origen central sea causa en algunos casos de la cronificación y pobre respuesta a los tratamientos convencionales para contrarrestar el dolor en la artrosis. En estos casos el abordaje más allá del tratamiento farmacológico o la pauta de ejercicio físico sin más, debe ir encaminado a la desensibilización del SNC, marcando unos objetivos específicos para cada paciente atendiendo a su situación social y cultural, basando el tratamiento en sus necesidades y encaminando el ejercicio hacia un aspecto más funcional. Interviniendo así en la espiral de dolor descrita en el modelo de miedo-evitación (7,8) mediante estrategias de neuropedagogía del dolor e introducción gradual de estímulos físicos (9,10) a la hora de realizar los tratamientos de fisioterapia en el abordaje de esta patología.
La artrosis debe abandonar la lista de “enfermedades crónicas/incurables” para comenzar a definirse en relación a la limitación funcional asociada y a las necesidades de cada persona y caso, dejando por fin de ser el cajón de sastre de todo “lo que duele” cuando llegamos a según que edad sin ofrecer alternativas más allá de los fármacos “eternos”.
Bibliografía:
1) Smart KM, Blake C, Staines A, & Doody C (2011). The Discriminative validity of “nociceptive,” “peripheral neuropathic,” and “central sensitization” as mechanisms-based classifications of musculoskeletal pain. The Clinical journal of pain, 27 (8), 655-63 PMID: 21471812
2) Felson DT et al.(2005) The sources of pain in knee osteoarthritis. Curr Opin Rheumatol. PMID: 16093843
3) Melzack R. (1990) Phantom limbs and the concept of a neuromatrix. Trends Neurosci. Mar;13(3):88-92. PMID: 1691874
4) Melzack R. et. al (2001) Pain and the Neuromatrix in the Brain. J Dent Educ. PMID: 11780656
5) Sullivan M, Tanzer M, Reardon G, Amirault D, Dunbar M, & Stanish W (2011). The role of presurgical expectancies in predicting pain and function one year following total knee arthroplasty. Pain, 152(10), 2287-93 PMID: 21764515
6) Arendt-Nielsen L et al. (2010) Sensitization in patients with painful knee osteoarthritis. Pain. PMID: 20418016
7) Vlaeyen JW et al.(2000) Fear-avoidance and its consequences in chronic musculoskeletal pain: a state of the art. Pain. PMID:10781906
8) Vlaeyen JW et al. (2012) Fear-avoidance model of chronic musculoskeletal pain: 12 years on. Pain. PMID:22321917
9) Moseley GL (2003). A pain neuromatrix approach to patients with chronic pain. Manual therapy,8 (3), 130-40 PMID: 12909433
10) Foster NE, & Delitto A (2011). Embedding psychosocial perspectives within clinical management of low back pain: integration of psychosocially informed management principles into physical therapist practice–challenges and opportunities. Physical therapy, 91 (5), 790-803 PMID: 21451095