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El rosa es el nuevo amarillo

31 de mayo de 2018

El nuevo paradigma del enfoque biopsicosocial, aunque revolucionario, se ha encontrado no pocas trabas en su andadura.

La dificultad de su aplicación, lejos de fórmulas mágicas y la inmediatez que prometen otros modelos, requiere de un esfuerzo continuo por parte del fisioterapeuta y encontrarse con ciertas resistencias provenientes de pacientes acostumbrados a otro tipo de visión del tratamiento. Desgraciadamente, es cada vez más frecuente ver cómo se ha utilizado y manoseado el concepto simplemente por ser “lo que está de moda”, dando una imagen y mensaje de lo que no es.

Pero cuando se les pregunta a los terapeutas cual es la traba fundamental que ven a la hora de hacer uso del enfoque biopsicosocial, una de las respuestas más frecuentes suele ser la falta de formación y conocimientos requeridos.

Si bien es cierto que progresivamente son elementos que se han ido añadiendo a la instrucción básica de los fisioterapeutas, la estructura fundamental de la formación (sobre todo de grado) permanece inamovible y sigue igual de anclada al modelo biomédico. Mirando la mayoría de planes de estudios de grado de nuestras universidades, aquellas asignaturas relacionadas con mecanismos fisiológicos, historia natural y procesos biológicos de curación y recuperación quedan relegadas un temprano primero de carrera (40-50% de los créditos de ese curso), para caer dramáticamente a un 10% en segundo curso y quedar totalmente desplazadas por asignaturas relacionadas con la patología (50-60% en segundo curso) o procedimientos terapéuticos (80% en tercer curso).

Si consideramos lo importante que es el conocimiento por parte del terapeuta de estos conceptos tanto para su razonamiento clínico como para su actuación terapéutica y de educación del paciente, difícilmente pueden ser suficientes unos conocimientos adquiridos hace tanto tiempo, en una etapa que serían más difíciles de integrar y que no han sido revisitados con el paso de los años (porque seamos sinceros, la oferta formativa de cursos sobre historia natural o fisiología no es que sea abrumadora). Somos profesionales encargados de la recuperación, pero no tenemos muy claros muchos aspectos relacionados con la misma, ocupando la mayor parte de nuestro razonamiento con conceptos en los que la “negatividad” va implícita (patología, barreras al tratamiento, complicaciones,…), y por tanto la transmisión de esos conceptos al paciente va estar sesgada con esos tintes de negatividad.

Louis Gifford ya acuñó en 2005, casi como una broma, el término “bandera rosa”. Viendo lo importante que resultaban en sus pacientes aspectos positivos relacionados con la recuperación, creencias, actitudes, comportamientos… quiso darles una entidad como contraposición al resto de banderas psicosociales, que si bien resultaban toda una revolución y de utilidad clínica indudable, solo remarcaban aspectos negativos. Las banderas amarillas como predictores de malos resultados, las banderas azules y negras como predictores psicosociales relacionados con el trabajo de malos resultados… Estamos perdiendo una poderosa vía de aproximación al paciente si no sabemos fijarnos en sus potencialidades para su manejo por culpa de centrarnos en sus trabas y no somos capaces de transmitir conceptos tan potentes como, por ejemplo, la recuperación tisular. Es más, según cuenta el mismo Gifford (gracias a la idea de un estudiante), quiso etiquetarlas como rosas y no como verdes porque el rosa tiene connotaciones más positivas aún (¡e incluso divertidas!)

Por ello, y sin caer en “buenrollismos”, explotemos el potencial de recuperación del paciente y movamos nuestro foco de “lo malo” hacia “lo positivo”. Con las palabras del propio Gifford: “coged las banderas amarillas y pintadlas de rosa”.

 

Referencias:

Gifford, L. (2014). Aches and pains. CNS Press.

Gifford, L. (2006) Post hoc, ergo propter hoc! PPA News Issue 22:3-7

Singla, M., Jones, M., Edwards, I., & Kumar, S. (2015). Physiotherapists’ assessment of patients’ psychosocial status: are we standing on thin ice? A qualitative descriptive study. Manual therapy20(2), 328-334.

Synnott, A., O’Keeffe, M., Bunzli, S., Dankaerts, W., O’Sullivan, P., & O’Sullivan, K. (2015). Physiotherapists may stigmatise or feel unprepared to treat people with low back pain and psychosocial factors that influence recovery: a systematic review. Journal of physiotherapy61(2), 68-76.

Moisés Giménez es fisioterapeuta en la Diputación de Valencia y profesor de postgrado en la Universitat de València. Su interés está dividido entre el tratamiento del dolor en el ámbito pediátrico y el laboral. Es el actual secretario de SEFID. La ergonomía hace que se siente bien. No. Le. Preguntes. Por. Su. Tesis.